La nueva ley antitabaco que el gobierno ha promulgado recientemente responde a una forma más de desviar la atención de la sociedad con respecto a los temas de real importancia como son el conjunto de parados o la privatización de los sectores públicos. De igual modo, esta ley resulta un atentado contra la libertad individual y pública de las personas, sin tener en cuenta las propias ideas y características de cada individuo, ni su manera de pensar. Las consecuencias que esta ley traerá no son más que la recaudación de nuevos impuestos para afrontar la crisis que azota la ciudad actual, para beneficio de empresas y gobierno, en contra de la sociedad plural.
El gobierno ha escuchado sólo a cierto sector de la población de tipo burgués desoyendo las demandas de la mayoría de la población que queda afectada por dicha ley. Esta clase social es la única realmente beneficiada ante la ley, la única que, gracias a su alto poder empresarial y su status de influencia, actúa sobre el gobierno y consigue sus objetivos. Sin embargo, el gobierno también tiene en consideración la influencia de los grandes grupos de presión defendidos y distribuidos a través de las noticias de los medios de comunicación. Estos grupos a favor de la ley antitabaco, Si no fumo no quiero tu Humo, responden a los ya citados sectores burgueses y conservadores, que representan la minoría de la estructura social.
Resulta curioso que por un lado se haya prohibido la acción de fumar en todo sitio público e incluso en el ámbito privado en presencia de menores (aspecto que debería ser puramente voluntario respondiendo al criterio moral y ético de los padres), pero sin embargo, hayan aumentado el número de lugares donde se puede adquirir y vender paquetes de tabaco. La razón y el objetivo de la contradicción reside en el aumento de la recaudación de ventas por parte de las empresas tabaqueras, y el freno de las pérdidas del tabaco suplido con las multas recaudadas a los fumadores que incumplan la normativa.
Los perdedores serán los de siempre, grupos de fumadores y hosteleros, comercios y tabaqueros (que no empresas de tabaco), que contribuirán sin duda al estancamiento de una crisis que parece no tener un final a corto plazo en nuestra sociedad.
Sin duda esta ley antitabaco entra dentro de la línea política de actuación que se viene siguiendo desde el comienzo del mandato de la presidente actual, regida por unos intereses neoliberales y capitalistas que intenta amoldar para estar en sintonía con el conjunto de Europa. Pero, por suerte, Micrópolis no es Europa. Micrópolis es un conjunto de personas que comparten ciertas actitudes pero se conforman en grupos y características plurales que hacen prevalecer unos valores de armonía social que muchos estados europeos envidiarían. Por ello, esta ley rompe dicha armonía sin tener en cuenta la voz de pueblo, y creando una sociedad homogeneizada y narcotizada por los grandes medios de comunicación bipartidistas, que sólo defienden posturas a favor o en contra de las medidas del gobierno, desoyendo la pluralidad de los grupos que quedan al respecto de la opinión gubernamental burguesa.
SoyIbero, es un organismo a favor de los niños, por lo que estamos a favor de esta ley. Lejos de ser un deseo de la clase burguesa, o un método para recolectar más impuestos, esta ley busca tener un ambiente sano. Un ambiente en el que los niños puedan salir a las calles sin el riesgo de respirar humo de tabaco; en el que los niños no vean como una acción normal el hecho de fumar tabaco. No hay que olvidar que los niños imitan conductas, hay que buscar que sean conductas positivas. Siempre se debe buscar el bien común antes que el individual, y no fumar en lugares públicos es un bien común mucho mayor a los intereses de unos cuantos.
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